El proyecto del nuevo edificio para la Universidad Politécnica de Valencia protege su fachada principal con una celosía de grandes dimensiones. Esta celosía está formada por lamas de 70 centímetros de espesor situadas a alturas variables y de distinto formato en cada una de las cinco plantas. La realización de estas arriesgadas piezas ha necesitado la ejecución de moldes muy complejos y de muy difícil manipulación. Resulta especialmente significativa la instalación “in situ” realizada por Escofet de la colocación de los módulos de remate superior, con un alero de 150 centímetros.
La composición de la fachada está delimitada por el trazado perimetral de hormigón que a su vez contiene la superficie a cubrir por la celosía. La ausencia de lamas aligera y puntualiza las zonas comunes de escaleras y el acceso público al edificio, acentuando la transparencia del cerramiento acristalado en contraposición a la notoriedad y prestancia de una fachada cuyo lenguaje expresivo se lo debe a esta gran celosía.